De la gente que uno siempre se cruza...

Suelo venir caminando desde mi casa, escuchando música en mi ipod y mirando a la gente. No sé me ha dado aún por contar mis pasos, aunque tengo un amigo que tiene un celular que puede hacerlo y hasta te dice cuantos kilómetros estás avanzando.

En mi recorrido siempre me cruzo con las combis, con los ejecutivos desesperados que aceleran para llegar rápido a su trabajo, con las señoras que tocan el timbre desesperadamente, con policías que paran los carros cuando está en verde y los hacen avanzar cuando está en rojo y sobre todo me cruzo casi siempre con la misma gente.

Digo "casi siempre" porque en algunos casos hay caras nuevas, pero la mayoría de veces son las mismas personas que como yo vamos a trabajar. Cada quien con un atuendo distinto cada día, cada quien con un peinado distinto (algunos despeinados o bien al "suave gel") y otros comiendo algo.

De lo que pude ver siempre hay algo que nos caracteríza. El uso del Ipod. Y claro, a uno se le achica la distancia escuchando música. Cruzando por ejemplo con los audífonos mientras Spinneta está cantando, o sino llegando casi a Pardo con algo de la música de "las viejas locas" o tal vez cuando uno ya está por el "café Z" escuchar algo de "Intoxicados". La gente anda como desconectada, cada quien con su propio "sound track" cada quien deseando en el alma que ese día sea el mejor, o a tal vez maldiciendo porque hubiese sido rico quedarse en la cama un ratito más.

Y así se me van pasando ya casi dos meses desde que estoy en este nuevo trabajo, en el que las calles se han vuelto prolongaciones de mi casa y en las que la gente desconocida en el fondo ha formado una hermandad conmigo. "la hermandad" de los caminantes que cumplen un horario y que juegan al azar con el humor de su jefe. De regreso de la chamba, también lo hago caminando.