jueves, 16 de julio de 2009

¿Quién comprende al cliente?

Lamentablemente en el mundo de la publicidad pasan cosas inexplicables. Como la que nos pasó ayer. Durante dos semanas un cliente nos aceptó una idea, aprobó los bocetos y nos dió el visto bueno para avanzar. Trabajamos el fin de semana (sábado hasta la media noche y domingo hasta las nueve de la noche). Hicimos cambios internos, perfeccionamos, le dimos un vuelo más divertido a nuestras propuestas. Entramos en una especie de nirvana y tranquilidad por el trabajo bien hecho. La armonía y la felicidad de sacar tu primer proyecto estaba en camino. Todo hasta el día de ayer.

Repentinamente la jefa del proyecto recibe un correo, se toca la cabeza y me dice: "esto es una broma".
Pero no lo era. Al cliente le llegó todo y dijo que nada de lo que estabamos avanzando iba. Nos amargamos mucho, le refutamos que todo ya estaba aprobado desde dos semanas antes por él, por escrito y en persona. Pero el cliente (que siempre tiene la maldita razón) dijo que no, que quería otra cosa, que recién estaba analizando las cosas y se dio cuenta que no le gustaba.
Ahora, muchas personas ven a los creativos como tipos extravagantes, egocentristas, lisurientos, borrachos, muchas veces locos. Y yo que soy director creativo puedo decirles que cambios repentinos como este generan todo tipo de cambios de actitud.
Felizmente yo encontré mi antídoto contra el stress en el deporte. Pero hay muchos que no y se meten "la bomba del siglo" y mandan a rodar a todos.
En este puesto de Director Creativo (desde que estoy hace casi 3 meses) fui desarrollando mi talento para mandar a la MIERD... todo cada 10 minutos. A decir LA ESTAN CAGAND... cada 20 minutos. Y tantas otras cosas que fueron apareciendo en mi boca que ya no acostumbraba hablar.
Este cliente (y saludo a su mamá desde acá) nos mandó como dije a cambiar todo, y claro, los tiempos de entrega para él son los mismos. Por eso hoy tenemos la reunión explosiva donde le diremos que le cobraremos más y le pediremos más tiempo. Y que no puede modificar cosas que ya están aprobadas.
Bueno. Eso es todo. Ahora espero que sepan que no sólo en tu oficina las cosas son así, sino por aquí también y en todo el universo de la publicidad.
Y claro, los clientes se hacen a los locos porque son los que finalmente pagan. Por eso, no saben como saludo a los clientes ordenados y que la tienen clara desde el inicio y no son informales.

Saludos Publicitarios.

jueves, 9 de julio de 2009

Como me preparo para empezar a escribir...

Pensar en que tendré que enfrentarme a una hoja en blanco de nuevo me trae mucha felicidad y tranquilidad. Una especie de adrenalina mezclada con esperanza. Me vienen a la cabeza muchas ideas y no sé por donde empezar.
Antes de empezar a escribir un proyecto grande suelo relajarme, salir (en caso que esté con una chica a lado) a pasear, comer algo, conversar mucho, mirar el mar, escuchar música y sentirme feliz.
A menudo al caminar, que me gusta hacer siempre, voy pensando la forma de empezar la historia. Si con una frase, con un diálogo o simplemente un comienzo simple. Muchos no saben la emoción que es escribir un libro. Porque en mi caso lo es.

Empiezo a observar todo con otros ojos y las historias que me pasan las empiezo a reservar, tratando de plazmarlas en alguno de mis personajes. Antes de empezar a escribir un proyecto grande transformo en hermitaño a mis pensamientos, reservo mis secretos. Los almaceno y ya no los dejo escapar.

Eso me hace mucho bien porque permite que no se me filtre la fuente de mi inspiración escribiéndola en un blog, y me permite amarrar un poco la lengua, para no hablar tanto.

Escucho mucha música y veo muchos videos, eso me inspira y me permite formar imagenes mentales. Trato en todo momento de estar motivado, inspirado, y de ser posible enamorado.

Lo mejor es cuando estoy en compañía, pero en momentos como los de ahora, las amistades me hacen mucho bien.

Antes de empezar a escribir un proyecto que se que me tomará meses, recolecto la información mental, las cosas vividas, las que me hicieron bien y mal, de las que aprendí y las cuales en algún momento me hicieron sufrir al extremo. Sé que todas fueron importantes en mi camino.

Le doy la bienvenida a la buena poesía, los buenos libros, a las frases que dejan una reflexión, me dedico a escuchar y a estar en conexión con las cosas de la vida.

Antes de empezar a escribir, reviso mis proyectos anteriores y me doy cuenta que cada uno ha tenido parte de mi vida, parte de mis vivencias, han sido desfogues de un sentir en el tiempo. Porque al cerrar un proyecto se va con él la experiencia, las vivencias, los sentimientos y emociones.

Estoy contento, porque por fin ha regresado ese tiempo, y porque sé que la inspiración y la buena vibra que atraigo a mi siempre viene con cosas muy buenas.

miércoles, 8 de julio de 2009

ojalá alguien invente el ventilador que haga volar lo que pensamos...

Que se puede hacer cuando no quieres pensar!!!! pero tu pensamiento dale y dale con tocarte la puerta del cerebro y decirte siempre lo mismo, mientras que tú sacudes la cabeza, haces mil cosas para olvidar pero ese pensamiento, siempre el mismo, aparece y te recuerda que no debes de dejar de pensar y pensar en lo que quiere.

Camino, escucho música, voy al gym, hablo con mucha gente, pero el pensamiento esta ahí rondando, diciéndote mil cosas, acompañándome en los distintos grupos. A veces creo que se fue, que ya no me acompaña y muy contento me siento relajado y empiezo a hacer muchas cosas...pero no pasa mucho rato y vuelve a aparecer, como diciéndome que nunca me libraré, como dándome a entender que como está fresquito es imposible que por un tiempo se vaya porque lo sigo disfrutando, salvo que la desaloje a la fuerza, pero no cree que lo haga.

Es tan difícil competir contra un pensamiento que ya no deseas tener, pero que en el fondo te da tanta alegría que esté. Te da tanta alegría pensar en ello que te dice, te da tanta felicidad recordar que ese pensamiento te hizo tanto bien y que la pasas siempre excelente cuando aparece.

El pensamiento sigue allí, se rie conmigo, y en los momentos en que me descuido me habla y me habla. Me distrae de otros pensamientos y me obliga a escucharla. Se que me puede hacer mucho daño, se que pensar en cosas que no estan claras puede traerme problemas, pero a su vez que agradable es su presencia.

En estos casos se me viene a la cabeza que lo mejor que puedo hacer es imponer una nueva idea que me obligue a pensar otra cosa. Generalmente a esta hora aparece el pensamiento sumergido en la oscuridad, los videos, las conversaciones y las ganas de hacer realidad algunos sueños que se ven imposibles.

Estallaré si el pensamiento sigue cerca, pero sé que en el fondo tengo que aceptarlo porque tan malo tampoco es, aunque tan bueno ahora, como viene, es tan recomendable.

Que pena que aún no exista cinta adhesiva para taparle la boca.

martes, 7 de julio de 2009

De los 8 meses que se fueron...

No puedo creerlo pero es así. Pasaron 8 meses.
8 meses desde que decidí dejar de escribir por dedicarme a vivir las cosas que "había dejado de vivir".
8 meses después que terminé una relación tormentosa, de esas que uno nunca quiso pasar.
8 meses desde que nunca más conecté mi camarita web y fue feísimo dejar de hablar por msn y teléfono con alguien con quien hablabas durante dos años todos los días.
8 meses después que me subí de peso mucho y estaba desganado y no creía en nada más que en dormir, tomar y salir a muchas fiestas.
8 meses después que terminara de escribir un último cuento, pusiera "guardar" y dejara la carpeta cerradita, hasta un día próximo que deseaba nunca llegue.
8 meses...
8 meses que fueron pesados al inicio...
pero que se pasaron a pesar de todo,
y sin que yo lo quiera se fueron haciendo más ligeros...
Y eso lo demuestran los días que vinieron después.
Las primeras semanas feísimas, tristes, horribles.
Y en mi catarsis por retomar un camino que había dejado durante dos años, empecé a vivir una nueva etapa.
La etapa de estar solo, la etapa de los viajes, la etapa de conocer nuevas personas, la etapa de salir, tratar de reír, pasarla bien, hacer muchas cosas para aplacar mi dolor, la etapa de desprenderme de todo pensamiento pasado y tratar de construír una vida nuevamente.
Poco a poco fuí dejando atrás las noches en casa, poco a poco dejé de necesitar marcar un número telefónico que me sabía de memoria, poco a poco me fui dejando el pelo largo y algo de barba para tratar de cambiar algo y verme distinto. Poco a poco las canciones de Calamaro fueron parte de mi día a día y me acompañaron a todos los lugares a los que fuí. "la espuma de las orillas" en el barco que me traía de un viaje de Uruguay y "los chicos" cuando tomaba un avión de un lugar a otro.
Aquella etapa fue buena; el justo cambio que me regresó a la vida.
Confieso que nunca quise tener una relación que se quedara a distancia. Fue lo último que quise y lo más feo. Y creo que esa nunca fue la idea. Pero ese afán por querer que todo se concrete, que todo se arregle, me enfermó.
Felizmente los meses que vinieron fueron amigos y se encargaron de borrar todo.
Un viaje a Buenos Aires, con paseo por Uruguay y Chile.
Otro viaje a Chiclayo y a Trujillo.
Conocí amigos y amigas de gran corazón. Hice un viaje solo enfrentándome a mi mismo, venciendo mis miedos. Y tuve un cambio de trabajo.
En estos 8 meses pase por tres empresas: una de la que nunca pensé salir, otra que fue un desastre y la nueva en donde estoy contruyendo mi nuevo camino con gente buena.
De los kilos que almacené, se van poco a poco.
De mi cabello, desapareció como la barba, regresé a mí, aterrice ligero y con las heridas cicatrizadas.
De mi actitud; la mejor, con todo olvidado, sin recuerdo alguno y con mucha esperanza.
De los 8 meses; una gran sorpresa al final del camino.
Mi abuelo siempre decía: "hasta eso pasará" y no puedo creer que después de 8 meses todo sea distinto.
Mi antiguo blog quedó en el olvido. Mis noches ahora están abocadas al deporte y la salud. Y el licor está destinado al fin de semana, y es poco.
No sé si esto pasa siempre, como el nombre de este blog, aunque creo que todos tenemos un momento de caída libre.
Lo que sé, es que hoy más que nunca estoy en paz, con ganas de comenzar un nuevo camino, super despejado y con ganas de escribir un libro.
Es loco, pero el destino en soledad me fue llevando a hacer cosas que nunca me atreví; ir a los conciertos en primera fila, viajar solo a otros países, elegir mi camino de forma improvisada, poguear, decir lo que siento cuando algo me disgusta, meterme a hacer artes marciales, comer verduras y frutas, tocar guitarra de nuevo y armónica.
Algunos quizás nunca entiendan el porqué del tamaño de mi barriga, ni menos de algunas recciones que tuve en un tiempo, pero ahora ya lo saben. Y lo digo con gusto porque estoy deskarmeado, contento y tranquilo.
Porque después de 8 meses he regresado a las carpetas guardadas de la computadora, vi mis archivos, mis cuentos y decidí ponerle punto final a un proyecto al que sólo le faltaba eso.
A 8 meses de un pasado, de haber enterrado a mi último perro, de haber cambiado de casa en la que siempre crecí, de terminar con una relación que se creía interminable y de las múltiples vivencias que me curaron por completo, recojo un poco de lo vivido y empiezo a organizarlo.
Ahora más que nunca, sé que en otros lugares del Perú y el mundo siempre habrá alguien con una gran sonrisa que te acogerá y tú tendrás una historia para contar. De esas que viviste... porque siempre te gustó vivir...
A 8 meses del pasado, qué bien se siente volver a ser feliz y soñar, sobre todo eso, VOLVER A SOÑAR...
Y que bien se siente... volver a escribir. Seguro que será la mejor historia.
Si me preguntas ahora como estoy...sólo te podría decir:
"con ganas de volver a dejarme llevar por la vida y dejar que el corazón me lleve por el mejor camino"

lunes, 6 de julio de 2009

Las huellas del zapato.

Pasa que, mirando por las rendijas del tiempo, me veo caminando por las calles de siempre, pisando las mismas huellas de mucha gente que pasó por allí algún día.

Las huellas son el resultado de un estado de ánimo, de gente que pasó por ahí para llegar a algún destino; huellas cansadas, huellas con esperanza, huellas soñadoras, huellas emprendedoras.

Los pasos, uno a uno, reafirman cada huellas, las pisamos poniendo ahora nuestras intenciones.

Las huellas no se mueven, acampan por donde vamos y son muchas que van apareciendo, una encima de la otra, y van quedando silenciosas, con alegría y tristeza, con esperanza y pesar, pero todas contribuyendo a un destino, que nadie sabe hasta que llega a la meta y deja su última huella.

Es allí que logramos algo más que sólo caminar.

Fuimos sembrando huellas en el camino, que pronto formarán parte de la historia de un recorrido.