Pasa que, mirando por las rendijas del tiempo, me veo caminando por las calles de siempre, pisando las mismas huellas de mucha gente que pasó por allí algún día.
Las huellas son el resultado de un estado de ánimo, de gente que pasó por ahí para llegar a algún destino; huellas cansadas, huellas con esperanza, huellas soñadoras, huellas emprendedoras.
Los pasos, uno a uno, reafirman cada huellas, las pisamos poniendo ahora nuestras intenciones.
Las huellas no se mueven, acampan por donde vamos y son muchas que van apareciendo, una encima de la otra, y van quedando silenciosas, con alegría y tristeza, con esperanza y pesar, pero todas contribuyendo a un destino, que nadie sabe hasta que llega a la meta y deja su última huella.
Es allí que logramos algo más que sólo caminar.
Fuimos sembrando huellas en el camino, que pronto formarán parte de la historia de un recorrido.
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