No puedo creerlo pero es así. Pasaron 8 meses.
8 meses desde que decidí dejar de escribir por dedicarme a vivir las cosas que "había dejado de vivir".
8 meses después que terminé una relación tormentosa, de esas que uno nunca quiso pasar.
8 meses desde que nunca más conecté mi camarita web y fue feísimo dejar de hablar por msn y teléfono con alguien con quien hablabas durante dos años todos los días.
8 meses después que me subí de peso mucho y estaba desganado y no creía en nada más que en dormir, tomar y salir a muchas fiestas.
8 meses después que terminara de escribir un último cuento, pusiera "guardar" y dejara la carpeta cerradita, hasta un día próximo que deseaba nunca llegue.
8 meses...
8 meses que fueron pesados al inicio...
pero que se pasaron a pesar de todo,
y sin que yo lo quiera se fueron haciendo más ligeros...
Y eso lo demuestran los días que vinieron después.
Las primeras semanas feísimas, tristes, horribles.
Y en mi catarsis por retomar un camino que había dejado durante dos años, empecé a vivir una nueva etapa.
La etapa de estar solo, la etapa de los viajes, la etapa de conocer nuevas personas, la etapa de salir, tratar de reír, pasarla bien, hacer muchas cosas para aplacar mi dolor, la etapa de desprenderme de todo pensamiento pasado y tratar de construír una vida nuevamente.
Poco a poco fuí dejando atrás las noches en casa, poco a poco dejé de necesitar marcar un número telefónico que me sabía de memoria, poco a poco me fui dejando el pelo largo y algo de barba para tratar de cambiar algo y verme distinto. Poco a poco las canciones de Calamaro fueron parte de mi día a día y me acompañaron a todos los lugares a los que fuí. "la espuma de las orillas" en el barco que me traía de un viaje de Uruguay y "los chicos" cuando tomaba un avión de un lugar a otro.
Aquella etapa fue buena; el justo cambio que me regresó a la vida.
Confieso que nunca quise tener una relación que se quedara a distancia. Fue lo último que quise y lo más feo. Y creo que esa nunca fue la idea. Pero ese afán por querer que todo se concrete, que todo se arregle, me enfermó.
Felizmente los meses que vinieron fueron amigos y se encargaron de borrar todo.
Un viaje a Buenos Aires, con paseo por Uruguay y Chile.
Otro viaje a Chiclayo y a Trujillo.
Conocí amigos y amigas de gran corazón. Hice un viaje solo enfrentándome a mi mismo, venciendo mis miedos. Y tuve un cambio de trabajo.
En estos 8 meses pase por tres empresas: una de la que nunca pensé salir, otra que fue un desastre y la nueva en donde estoy contruyendo mi nuevo camino con gente buena.
De los kilos que almacené, se van poco a poco.
De mi cabello, desapareció como la barba, regresé a mí, aterrice ligero y con las heridas cicatrizadas.
De mi actitud; la mejor, con todo olvidado, sin recuerdo alguno y con mucha esperanza.
De los 8 meses; una gran sorpresa al final del camino.
Mi abuelo siempre decía: "hasta eso pasará" y no puedo creer que después de 8 meses todo sea distinto.
Mi antiguo blog quedó en el olvido. Mis noches ahora están abocadas al deporte y la salud. Y el licor está destinado al fin de semana, y es poco.
No sé si esto pasa siempre, como el nombre de este blog, aunque creo que todos tenemos un momento de caída libre.
Lo que sé, es que hoy más que nunca estoy en paz, con ganas de comenzar un nuevo camino, super despejado y con ganas de escribir un libro.
Es loco, pero el destino en soledad me fue llevando a hacer cosas que nunca me atreví; ir a los conciertos en primera fila, viajar solo a otros países, elegir mi camino de forma improvisada, poguear, decir lo que siento cuando algo me disgusta, meterme a hacer artes marciales, comer verduras y frutas, tocar guitarra de nuevo y armónica.
Algunos quizás nunca entiendan el porqué del tamaño de mi barriga, ni menos de algunas recciones que tuve en un tiempo, pero ahora ya lo saben. Y lo digo con gusto porque estoy deskarmeado, contento y tranquilo.
Porque después de 8 meses he regresado a las carpetas guardadas de la computadora, vi mis archivos, mis cuentos y decidí ponerle punto final a un proyecto al que sólo le faltaba eso.
A 8 meses de un pasado, de haber enterrado a mi último perro, de haber cambiado de casa en la que siempre crecí, de terminar con una relación que se creía interminable y de las múltiples vivencias que me curaron por completo, recojo un poco de lo vivido y empiezo a organizarlo.
Ahora más que nunca, sé que en otros lugares del Perú y el mundo siempre habrá alguien con una gran sonrisa que te acogerá y tú tendrás una historia para contar. De esas que viviste... porque siempre te gustó vivir...
A 8 meses del pasado, qué bien se siente volver a ser feliz y soñar, sobre todo eso, VOLVER A SOÑAR...
Y que bien se siente... volver a escribir. Seguro que será la mejor historia.
Si me preguntas ahora como estoy...sólo te podría decir:
"con ganas de volver a dejarme llevar por la vida y dejar que el corazón me lleve por el mejor camino"